martes, 13 de enero de 2009

Prometeo


Prometeo en un acto de coraje, robó el fuego a los dioses para entregarlo a sus criaturas. Sin él no había sido posible a los hombres transformar el medio ambiente y adaptarse a las necesidades que les imponía cada región del mundo. Por haber infundido a las criaturas un alma y una cosciencia que las haría capaces de attreverse a conquistar el mundo Prometeo recibió de Zeus 1 doloroso castigo




El fuego no es sólo el instrumento de transformación de las substancias, de cocción de los alimentos, de creaciones artesanales. El fuego representa, también, lo espiritual (luz), la sublimación (calor). Pero también agente de destrucción. Maravillados por sus propias invenciones, los hombres se imaginaron iguales a los dioses y dejaron de hacer sacrificios a los inmortales.
En ese momento, para castigar a los hombres, los olímpicos envían a Pandora, el símbolo de los deseos terrenales.
Castigada la humanidad, Zeus decide castigar a Prometeo, el orgulloso intelecto creador.
Pero, finalmente, viene la salvación: Hércules, también criatura de Prometeo, hombre-héroe, lo libera y mata al águila que le corroía el hígado inmortal. Prometeo se reconcilia con Zeus y entra en el Olimpo. Las consecuencias de esa culpa son olvidadas. El fuego deja de ser un poder destructivo para constituirse en el un elemento purificador, con el cual se realizan los sacrificios divinos.

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